Yo, como Picasso también he tenido periodos de diferentes colores, muchos dicen que la forma en que llevamos nuestra ropa, los tonos que escogemos nos muestran un poco como se ve nuestra alma, hasta ahora he podido distinguir 4 etapas claras.
El periodo rojo cuando mi cuerpo empezó a volverse una vasija redonda, donde la niña de piernas largas comenzó a desaparecer y en su lugar una mujer circular empezó a dibujarse, era una fase de esconderme, suena paradógico no?, quien podría esconderse vistiéndose de rojo? pues yo, quizás esperaba que mi voz sea la que salga colorada de mi boca y quería ser escuchada, para no ser vista, me cubría tras ropajes anchos, tras lo amorfo...
Luego vino el periodo turqueza , estaba hecha de agua, hecha de corrientes fuertes, variaba según la Luna de la dulzura a la dureza, del amor al odio, una época en la que la otra vez niña mujer vasija redonda, empezaba a descubrir dolorosamente mucho de lo que ella misma había antes ocultado....
El periodo negro fue corto, tenía que morir, tenía que matar la imagen que los otros habían querido que fuese, tenía que alejarme de los círculos familiares, tenía que dejarme fenecer para nacer de nuevo, distinta pero con memoria.....
Y ahora el periodo por el que atravieso es el café, es un color misteriosamente opaco, silente, ni neutral ni estruendoso, es un tono de calma, de sosiego, de pasar ser vista, ser escuchada cuando lo necesito, y de mantenerme distante sigilosa, alerta y escondida cuando mi alma lo pida, es un periodo en el que veo las cosas desde otro caleidoscopio, donde las figuras que al inicio parecían no tener sentido han adquirido formas entendibles para mi, un periodo donde identifico embrollos, donde mi trabajo es sentir, donde la intuición se ha vuelto mi aliada, donde me siento cálida y selectiva, es el Periodo Capuccino....
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