martes, 26 de marzo de 2013

BRILLAR ENTRE LA BRUMA!



Vengo de un pueblo pequeño, donde el que todos se conozcan es una maldición, donde lo único que pasa entre casa y casa es el viento y donde tristemente, los roles de las mujeres y de los hombres están claramente marcados y definidos. Las mujeres obedecen, callan, aguantan y además tienen la mala costumbre de descargar su ira y frustración contra otras que se salen de esto, poniéndoles etiquetas ofensivas.
Por eso cuando era niña, quería ser niño, los hombres tenían tantos privilegios, tanta "libertad", solo bastaba con que existiesen, para que al menos se les tomara en cuenta.
Yo... delicada.... avispada desde pequeña, "alentada" como decía el Tío Emilito, siempre estuve en el limbo, no calzaba con los mujeres que me rodeaban, tampoco en el grupo de hombres primitivos, que mantenían silentes a las mujeres.
Cuando fui creciendo, la vida me demostraba cada día, cuan acertada estaba al querer ser varón, mi adolescencia transcurría en un ambiente donde mi abuelo, al que adoraba, se transformaba en cavernícola al gritarle a mi abuela, un tío del cretásico, que le esculpía la cara a golpes a su mujer, un mundo donde la infidelidad era idiosincrasia masculina.
Sentía que no podía escapar de ese entorno agresivo y que tener pareja era un deporte de alto riesgo... para mi libertad. Con el tiempo el temor me abandonó, porque yo lo asusté y empecé a gritar, a cantar a pedir igualdad.
Tomar decisiones sola desde muy joven, me ayudó a quitar de la cabeza eso de que "todos son iguales", porque tengo la suerte,de haber conocido tipos tan amables, sensibles y dulces que fueron capaces de ablandar mi blindaje. También me he ido ganando el respeto de aquellos viejos errados, en mi consulta he tenido que traer al siglo XXI algunos hombres que vivían en la inquisición, así que esta bruja hace magia y hasta me he inventado una máquina del tiempo.
He tenido algunos amantes, es divertido estar a la par de ellos, soy increiblemente maternal, incluso con las bestias que más perdidas están, soy tan firme que a veces parezco de roble... mi femineidad se percibe de lejos, mi fuerza, mi capacidad de sonreír en la debacle, me hacen ser yo... me han criticado, incluso las mismas mujeres.. en el fondo es la cosquillita de la envidia la que hace que a veces, mis palabras o serme fiel les levante tan bajas pasiones... pero así soy... una mujer que brilla entre la bruma.

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