Estoy en una fase extraña, donde lo que yo antes conocía sobre mi ha mutado.
Mi autoconsciencia de hace 10 años atrás tenía muy presente el cuerpo en todas sus expresiones simbólicas, vestirlo, adornarlo, sentirlo salvaje como si no fuese mío, escucharlo hablar a través del sexo.
Hoy mi modalidad de estar en el mundo es otra, a veces muy lejos de la piel, conectada con las palabras, necesitada cada vez menos de la aprobación de ese otro que te observa y que te dice "te ves bien".
Conectada con mi cabello despeinado que se despliega como delgados tentáculos de medusa, identificada con la primera foto de la mañana junto a mi perro, sin importar si al otro le gusta o no mi nueva forma de estar en paz conmigo.
Es agradable envejecer, tienes... si sabes usar las experiencias, cada vez la cabeza más abierta, el corazón más exigente, el cuerpo fuerte para ti y para caminar por senderos, subir montañas, soportar el frío de las cascadas, el cuerpo tiene otros simbolismos te sirve también para compartir momentos con el que amas de forma franca, sin pretensiones.
La perspectiva de la vida cambia, llevo dentro de mi cada burrada guiada por el impulso del placer que tuve en mis 20 s y ahora el concepto de placer se ha sofisticado, me gusta la intimidad de una buena conversación con una amiga, me gusta el calor y el rubor que una copa de vino pinta en tu rostro en una tarde de frío, me gusta reirme a carcajadas aunque eso no ha cambiado, me gusta el silencio, ya no le tengo miedo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario