MONSTRUOS SUBMARINOS

Bien decía mi abuela..... cuidame Señor de los mares en calma,
que de los bravos me cuido yo,
antes... que molesto hablar de antes pero que útil,
que terapeútico es darle la espalda al presente para verte distinto,
antes.... era una guerrera de mares violentos,
perfecta surfista de mareas caprichosas,
nadadora profesional y naúfraga experta,
si tendría barba me la hubiera dejado :D

Pero ahora tengo una desventaja,
vivo en un lago con demonios submarinos,
a veces aparecen y tambalean mi barcasa,
y cuando se empeñan por surgir a la superficie,
el corazón se me estrecha, porque el paisaje apasible
hace que me olvide que conviven conmigo también.

Es una cuestión tan absurda esta de vivir sin olas,
que rápidamente tu cuerpo vuelve a adaptarse al pacifismo,
y evolucionas o involucionas, no se bien que,
de pronto las lanzas que tenías para pescar, desaparecen,
las escamas resistentes que tenías se esfuman,
y las aletas que te salieron para nadar mejor se han ido.

Y es entonces cuando más desprevenido te encuentras,
cuando ocurre....
o el compañero de balsa se queda dormido mientras vela,
o aviva a los monstruos escondidos a que salgan con carnadas,
que quede claro que aquí las bestias marinas no tienen la culpa,
ellas solamente existen,
lo que a uno le sorprende más al punto de lastimar,
es la impavidez y la soltura para exponerte
que tiene tu compañero de navegación....

Y frente a eso.... difícil estar preparado y más cuando la luna llena llega y es noche de ritual.