Me pregunto donde han quedado las ondas que mi cabello hacía al jugar con el viento,
donde ha quedado el chipazo fulgurante de mis ojos que hacía callar al más habladorpor su fortaleza,
donde ha quedado el brillo de mi piel luego del sexo...
Creo que me he olvidado de mi,
oculté el poder de mi extraña bellea ,
sonará ridículo que sea yo quien la nombre ahora que le he dado tanta batalla,
pero cuan importante es convivir con ambas partes que nos forman,
que necesario es hacer las paces,
he estado tan concentrada en la bestia, que me he olvidado de la bella.
Es la primera vez que hablo de esto,
que he intentado grita a los 4 vientos,
cuanto he renegado de lo bello,
cuan difícil ha sido convivir conmigo
he creído porque otros me lo han dicho
que ser quien y como soy
a veces ha sido una maldición.
Cuan dulcemente confortante es escuchar de un otro un reflejo nítido sobre ti,
cuanto podemos hallar en los otros de nosotros mismos.
Me he olvidado de la mujer,
de la que se estremece
cuando escucha la caricia de una palabra,
de la que se adorna con antiguos acceorios,
de la que seduce,
de la libertad de irse y venir cuando ella y el viento lo quieren.
Me olvidé de Venus por andar siendo Marte.
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