Yo crecí con la Luna, y ese tiempo de llenarse y menguarse, llegó a su fin el 29 de Enero del 2017, luego de haber estado juntas por casi 14 años.
Mi Luna linda, mi elefantita, mi gigante amable, la criatura más dulce y noble que he conocido, de ti nunca un arrebato, un impulso desubicado, tú siempre apacible, compañía que me envolvía en la paz.
La primera vez que te vi, estabas escondida debajo de una silla, yo tenía 21 años. Esos ojos tímidos y azules, tu piel gris y esa sensación de que todo te asustaba, me hicieron tan solo querer protegerte.
Han pasado tantos años de eso, te llevaba oronda en mis brazos y la gente se me acercaba para contemplar tu hermosura, tan extraña en esa época que me parecías una alienígena en la Tierra, nunca antes había visto un Weimaraner.
Te bauticé Luna, porque no te imagino con otro nombre, era perfecto para ti.
En algún momento de aquella época de exilio, fuimos dos cachorras las que compartimos habitación, dormíamos juntas, olías a mi. Ambas cercanas e íntimas, hablábamos un lenguaje silente, donde con el pasar del tiempo pactamos algo... Lealtad. Siempre te agradeceré por haberme acompañado en uno de los momentos que más soledad sentí en mi vida, y por eso ME y TE prometí, estar siempre cuando me necesitaras.
Y cumplí, a cada tropiezo de tu salud, acudía, te cuidaba, salimos juntas de varias convalecencias aunque ya no vivíamos en la misma casa.
De todas las veces que hice de enfermera, recuerdo una en la que el Freddy me acompañó, a acampar en la terraza la primera noche de un post operatorio para cuidarte. Ambos disfrazados de montañistas, pero junto a ti. Siempre a tu lado!
Espero mi Lunita hermosa que hayas sentido todo lo que te quise y te quiero, hasta en el último abrazo prolongado que te di hasta que te quedaras dormida finalmente sin dolor para que sueñes siempre..
Te siento conmigo, tú eras mía y yo de ti!!!
No hay comentarios:
Publicar un comentario