Sordo lamento el que tengo cuando despierto,
llantos de otros, angustia ajena que se vuelve mía,
me da terror el amanecer,
la madrugada me traga,
una noche de entrega,
se interrumpió de la nada
por el pavor de la muerte,
y pedí auxilio,
hice señales de humo,
sin que nadie respondiera,
tomando un caballo de oro,
nos embarcamos los 3,
mis padres imaginarios,
viejos de tanto andar,
y al llegar ...
el edificio color neutro
nos miró indiferente,
como solo el suele hacer,
tomar turnos, ver a la gente ser cosa,
y el dolor no importar,
luego "la aparición",
la ilusión,
la alucinación de los vestigios nocturnos del amor,
y empezó todo...
con dos palabras
que me exigían ser fuerte,
empezar a despedirme,
y tu llamada,
tu cálida y asustada voz,
que quizo estar, que siempre quiere...
Tu presencia, tu abrazo,
mis lágrimas, suero saldo que me sirve para sanar...
Otra pérdida ...
él se me iría....
lento,
despacio,
se apagaría con él ,
un poco de mi vida,
pero si le agradezco,
llevarse mi frialdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario